28/12/06

John A. T. Robinson

Un verdadero radical tiene que ser un hombre de raíces. En palabras que he usado en otro lugar: “El revolucionario puede ser un ‘extraño’ en cuanto a la estructura que quiere ver colapsar; por cierto, debe colocarse fuera de ella. Pero el radical va a las raíces de su propia tradición. Debe amarla: debe llorar sobre Jerusalén, aún cuando tenga que pronunciar su condena”

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