19/3/07

Cita bíblica

Éstos confían en sus carros de guerra,

aquéllos confían en sus corceles,

pero nosotros confiamos en el nombre

del Señor nuestro Dios.

Ellos son vencidos y caen,

pero nosotros nos erguimos y de pie permanecemos.


Salmos 20:7-8

Thomas Merton

"La paz exige el trabajo más heroico y el sacrificio más difícil. Requiere un heroísmo mayor que la guerra. Requiere una mayor fidelidad a la verdad y una pureza de conciencia mucho más perfecta".

15/3/07

La iglesia de Cristo frente al desafío de la realidad socioeconómica actual

C. René Padilla

La tarea de repensar la misión de la Iglesia es una tarea que cada generación de cristianos tiene que encarar, ya que la misión es una en esencia y múltiple en forma. Para llevar a cabo esa tarea se requieren dos horizontes: el de la revelación de Dios en Jesucristo y el de la situación histórica concreta. La presente ponencia es una invitación a reflexionar sobre la misión de la Iglesia en América Latina en la situación socioeconómica actual, en busca de modelos de misión más bíblicos y contextuales que los que hoy priman en las iglesias evangélicas en general.

I. Diagnóstico de América Latina

Abundan los datos relativos a este tema en publicaciones del Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América y el Caribe (CEPAL). El cuadro que surge de los estudios realizados por estas instituciones es sumamente preocupante, con información como la siguiente:

—De los 500 millones de habitantes de América Latina, aproximadamente la mitad no puede satisfacer sus necesidades básicas: viven con menos de dos dólares por día. Más de 100 millones viven en la indigencia, incapaces de dar de comer a sus hijos. El porcentaje de pobres y de indigentes aumentó drásticamente en los últimos 20 años. En algunos basurales de la región, la policía ha tenido que colocar una guardia permanente para evitar que la búsqueda de residuos comestibles degenere en riñas y asesinatos.

—En la Argentina la tasa de pobreza se duplicó entre 1999 y 2003, al pasar del 19.7% al 41.5%, mientras la indigencia casi se multiplicó por cuatro, ascendiendo del 4,8% al 18,6% sobre todo a partir de la crisis de fines de 2001. De acuerdo con el documento del Banco Mundial “Desigualdad en América Latina y el Caribe: ¿ruptura con la historia?”, en los últimos seis años 23 millones de latinoamericanos de clase media se convirtieron en pobres “y la Argentina, que aparecía como el país más equitativo de América Latina en términos de renta, resulta ser ahora comparable con algunas zonas más pobres del África”. Según el último informe de la UNICEF sobre la Argentina, “más de la mitad de la población es pobre. El 22% de la población urbana es indigente, es decir que seis millones de personas no cuentan con ingresos suficientes para cubrir una canasta básica de alimentos. Siete de cada diez niños y adolescentes son pobres. La mitad de los seis millones de niños y adolescentes pobres es indigente.”

---Uno de cada tres niños en América Latina tiene hambre. Como consecuencia de esa situación, cada año unos 190.000 niños latinoamericanos fallecen por males ligados a la pobreza que podrían ser prevenidos. La miseria no sólo produce serias secuelas en cuanto al desarrollo físico e intelectual, sino que también provoca una masiva deserción escolar e impulsa el trabajo infantil. Según la organización no gubernamental Casa Alianza, actualmente unos 40 millones de niños viven o trabajan en las calles de América Latina. Guillermo Dema, representante de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha señalado que la cifra de menores que trabaja ''coincide con el número de adultos desempleados, lo que es una paradoja: por una parte, los adultos buscan empleo y no tienen, por la otra, hay niños y niñas que deberían estar en la escuela y están trabajando''.

—Según las estadísticas, América Latina es el continente con la mayor desigualdad en la distribución de la riqueza: los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. Según la CEPAL, en los últimos seis años 23 millones de latinoamericanos dejaron de ser de clase media para pasar a ser pobres. Este fenómeno es muy notable especialmente en el Cono Sur, que hasta que comienzos de la década de los 90 contaba con una clase media fuerte. Según Enrique Ganuza, economista jefe del Programa de la ONU para el Desarrollo para América Latina y Caribe (PNUD), entre el grupo más rico y el que le sigue, hay una diferencia muy grande, ya que el 10% del segmento más rico recibe un ingreso medio 20 veces superior al que recibe el 40% más pobre.

---En 2003, el desempleo promedio llegó a su peor nivel histórico, con un 10,7%. En varios países de la región superó el 20% de la población y ha dado lugar a lo que se ha denominado la evaporación de la clase media latinoamericana, lo que resulta en una sociedad cada vez más desigual. En la Argentina la tasa de desocupación se cuadriplicó durante la última década y en mayo de 2002 llegó al 21,5%- Como consecuencia, en el período comprendido entre octubre de 2001 y junio de 2002, un promedio de 15.000 personas, una de cada tres menor de 18 años, cayeron diariamente bajo la línea de pobreza.

—Según la CEPAL, el aumento del gasto social por habitante en América Latina entre 1990 y 2001 fue del 58%, pero los resultados son decepcionantes o apenas visibles. La lucha contra la pobreza y el desempleo figura en la mayoría de los programas de los gobiernos latinoamericanos, pero muy pocos lograron resultados efectivos y duraderos.

---Por otra parte, recordemos que el incremento de la pobreza viene de la mano con el incremento de la violencia y la delincuencia. Hasta hace pocos años se podía afirmar que, aunque América Latina era la zona más violenta del mundo, con una tasa regional de homicidios que llegaba a 20 por 100.000 en 1995, los países del Cono Sur y Costa Rica eran la excepción. La situación ha cambiado radicalmente, a tal punto que hoy se puede afirmar que la falta de seguridad, ilustrada por los secuestros, es uno de los problemas más álgidos en la Argentina. Si bien los secuestros no han llegado aquí al grado gravedad que tiene en Brasil o México, si el problema sigue creciendo al mismo ritmo que en estos últimos años, no habría que sorprenderse que a corto plazo Argentina se parezca o aun supere a esos países en lo que atañe a ese delito.
Al analizar las causas de la situación de pobreza y miseria que hemos descrito, debemos evitar a toda costa las simplificaciones. No se puede negar, sin embargo, que entre todas las causas que se podrían mencionar se destaca la injusticia entendida como la opresión que los ricos –los dueños del poder económico y político-- ejercen sobre los pobres. A esto apuntan las palabras de Enrique Iglesias, el titular del BID, en un discurso pronunciado en el Teatro San Martín de Buenos Aires, en un coloquio sobre “La sociedad civil y la lucha contra la pobreza" organizado por la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Según él, el hambre que azota a los pueblos de América Latina es un fenómeno ofensivo porque no se debe a la falta de recursos naturales sino a una aberrante inequidad en la distribución de la riqueza. En sus propias palabras,

La pobreza en América latina es una pobreza que ofende, por cuanto es difícil de explicar cómo es posible que en una región enormemente rica en recursos para desarrollarse, sobre una población de 500 millones de personas, hay 220 millones de habitantes que viven con menos de dos dólares por día, y 80 millones con menos de un dólar por día, es decir, en la indigencia.

Este diagnóstico del distinguido economista coincide con el que, con notable frecuencia y sorprendente exactitud, los profetas del Antiguo Testamento hacen en sus diatribas contra los poderosos. No es de sorprenderse, por lo tanto, que muchas de sus palabras, pronunciadas hace miles de años, tengan tanta pertinencia a la situación actual que dan la impresión de estar dirigidas a los poderosos de hoy en América Latina. Para comprobarlo, basta escuchar, por ejemplo, a Miqueas:

Escuchen, gobernantes de Jacob, autoridades del pueblo de Israel. ¿Acaso no les corresponde a ustedes conocer el derecho? Ustedes odian el bien y aman el mal; a mi pueblo le arrancan la piel del cuerpo y la carne de los huesos; ustedes devoran a mi pueblo, le arrancan la piel, le rompen los huesos; lo descuartizan como carne para la olla, como carne para el horno (3:1-3).

¿No es este un lenguaje apropiado para calificar las acciones de la gran mayoría de gobernantes en nuestros países, donde millones de personas no pueden cubrir sus necesidades básicas a pesar de la vivir en tierras pródigas en recursos naturales?


II. OBSTÁCULOS EN EL TESTIMONIO INTEGRAL

Desde la perspectiva de la enseñanza del Nuevo Testamento, hay una sola manera de ser fieles al Evangelio en medio de la sociedad que no rodea, y es estar en el mundo sin ser del mundo. Para que esto sea posible, sin embargo, tenemos que superar varios obstáculos—obstáculos que podríamos agrupar en dos categorías: los que nos impiden estar en el mundo y los que nos impiden cumplir el requisito de no ser del mundo.


¿Qué nos impide estar en el mundo?

Entre las muchas razones que se podrían mencionar, destaco las siguientes:

---Un concepto errado de lo espiritual y la espiritualidad
Se concibe “lo espiritual” como algo separado de “lo secular” en vez de concebirlo como algo que se expresa a través de la totalidad de la realidad. Se piensa en la espiritualidad en términos de “separación del mundo” en vez de pensar en ella en términos del servicio al Dios de amor y justicia, en el poder del Espíritu, en medio de los conflictos que plantea la vida en el mundo.

---Un concepto errado del Reino de Dios
Se entiende el Reino de Dios como un reino que Dios establecerá en el futuro en vez de concebirlo como el poder de Dios que se manifestó como un reino de paz y justicia en la persona y obra de Jesucristo, que sigue actuando en la historia humana por la acción del Espíritu Santo, y que llegará su culminación cuando Cristo vuelva. Desde esta perspectiva, no se ve a la iglesia como una avanzada, un agente, una “comunidad del Rey” convocada a dar testimonio, en palabra y en acción, del amor y la justicia de Dios en medio de los reino de este mundo, sino como un grupo religioso afectado por una suerte de “parálisis escatológica”. En la teología luterana de “los dos reinos” se concibe al Estado en términos de contención del pecado humano. Queda muy poco espacio para la participación de los cristianos en la vida política en función de una sociedad más justa. Se reserva la justicia de Dios para el acto mediante el cual Dios justifica al pecador, pero no se ve su importancia fundamental en el ámbito de las relaciones humanas.

---Un concepto errado de la obra de Jesucristo
Se reduce la obra de Jesucristo para hacer posible la reconciliación del ser humano con Dios en vez de entenderla como el medio provisto por Dios para la transformación de toda la persona para que deje de vivir para sí y viva para colaborar con Dios en su propósito de formar una nueva humanidad que refleje su amor y su justicia.

---Un concepto errado de la naturaleza de la salvación en Cristo Jesús
Se concibe la salvación en Cristo como la experiencia subjetiva de la “salvación del alma” en vez de concebirla como la salvación de la persona como un ser psíquico, espiritual y corporal, llamado a vivir en armonía con Dios, con el prójimo y con la creación.

---Un concepto errado de la iglesia
Se ve a la iglesia como la comunidad de los santos llamados a separarse literalmente del mundo en vez de verla como una comunidad llamada ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”.

---Un concepto errado de la misión de la iglesia
Se entiende la misión cristiana exclusivamente en términos de la comunicación verbal del evangelio para “salvar almas” y “plantar iglesias” en vez de entenderla en términos de la comunicación del evangelio por medio de todo lo que la iglesia es, hace y dice, incluyendo su acción en pro de la justicia, con miras a cumplir el propósito de Dios de redimir la totalidad de su creación..

¿Qué nos impide estar en el mundo sin ser del mundo?

Destaco tres obstáculos que nos impiden demostrar que no nos conformamos al mundo como sistema organizado del mal:

---Los poderes de las tinieblas
Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, el mal es una realidad que nos trasciende y se opone al cumplimiento del propósito de Dios en la vida humana. Según el apóstol Pablo, “nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerza espirituales malignas en las regiones celestiales” (Ef 6:12). Frente a esta realidad, la exhortación es a fortalecerse con “el gran poder del Señor” y a ponerse “toda la armadura de Dios”, que incluye el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado de la disposición a proclamar el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu (vv. 10, 13-17).

---El condicionamiento del “mundo” en un sentido negativo
En el momento actual “este mundo” es la sociedad de consumo, que absolutiza valores que se oponen a la voluntad de Dios, tales como el individualismo, el materialismo, el hedonismo. Son valores con los cuales la sociedad de consumo nos bombardea continuamente por medio de los medios de comunicación masiva. Donde priman esos valores, no hay lugar para los valores del Reino de Dios, tales como el amor y la justicia, la paz y la equidad. La iglesia debiera ser una suerte de termostato espiritual de la sociedad civil, no meramente un termómetro que registra la temperatura de la misma.

---Nuestras propias inclinaciones pecaminosas
Desde la perspectiva bíblica, nacemos con la inclinación a la búsqueda de aquello que nos produce satisfacción personal aunque eso requiera recurrir a medios que se oponen a la voluntad de Dios, dañan a nuestro prójimo, alteran la creación de Dios y al fin resultan nocivos para nosotros mismos. Esa inclinación nos impide comprometernos con la lucha por la justicia.


III. PISTAS TEOLÓGICAS PARA LA ACCIÓN CRISTIANA
EN LA SOCIEDAD

Por mucho tiempo los cristianos evangélicos vivieron con la ilusión de que era posible ser neutrales políticamente. Sólo se interesaban en la política cuando había elecciones, más si el voto era obligatorio, o si el gobierno tomaba medidas que coartaban la libertad religiosa y obstaculizaba así la evangelización. Hoy en círculos evangélicos se reconoce ampliamente que la definición política es inevitable. En varios países latinoamericanos los evangélicos han pasado de la ilusión de neutralidad a la formación de “partidos políticos evangélicos” que se esfuerzan por conquistar el poder. No podemos detenernos a considerar si hay o no lugar para este tipo de participación política. Aquí nos limitamos a ofrecer algunas pautas teológicas para la acción cristiana que deriva su inspiración del anhelo de fidelidad al Señor Jesucristo en la sociedad civil.
A riesgo de cometer una perogrullada, cabe aclarar, para empezar, que consciente o inconscientemente, la iglesia en general y los cristianos como individuos en particular forman parte de la sociedad civil. Si bien son “ciudadanos del cielo”, según la descripción paulina (Fil 3:20), también son ciudadanos de alguna de las muchas naciones de la tierra. Como tales, por lo menos en las sociedades democráticas (¡si las hay!), tienen, o deberían tener, los mismos derechos y responsabilidades que todos los demás ciudadanos. La pregunta que aquí nos planteamos, por lo tanto, va más allá del mero reconocimiento de la presencia de los cristianos en la sociedad civil: tiene la intención de explorar cómo esa presencia puede servir en el cumplimiento del propósito de Dios: cómo puede ser presencia de Cristo en la sociedad civil, que es, como hemos visto, una sociedad atravesada por la opresión y la injusticia, la corrupción y la inequidad. En respuesta a esa pregunta sugiero las siguientes pautas:

---La verdadera espiritualidad consiste en la entrega de nuestro cuerpo –con todo lo que somos y todo lo que tenemos-- como “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios”, que es el culto que él desea de nosotros (cf. Ro 12:1). Según el profeta Isaías, el ayuno ---hoy diríamos el rito religioso— que Dios requiere es “romper las cadenas de injusticia, y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos, y romper toda atadura. . . . compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo . . . no dejar de lado a tus semejantes” (Is 58:6-7). Dios no se complace de la religión separada de la acción ética a favor de las víctimas de la injusticia. Él es el Dios que ama la justicia y ha establecido la equidad (Sal 99:49), y su llamado es a “practicar la justicia, amar la misericordia” y humillarse delante de él (Mi 6:8).

---El Reino de Dios, que se ha hecho presente en la vida y ministerio de Jesucristo, es un reino de paz y justicia. La Iglesia, como comunidad del Rey, ha sido convocada a encarnar esos valores en su propia vida y ministerio, a demostrar su realidad en medio de la sociedad civil y constituirse así en “sal de la tierra” y “luz del mundo”. El Reino de Dios es una realidad presente que se manifiesta mediante los ciudadanos del Reino en la medida en que éstos son un testimonio vivo de la verdad de las bienaventuranzas: son pobres en espíritu, lloran, son humildes, tienen hambre y sed de justicia, son compasivos, trabajan por la paz, son perseguidos por causa de la justicia (Mt 5:3-10).

---“Cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”, con lo cual puso en evidencia el infinito amor de Dios por nosotros; pero también murió “para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado” (2Co 5:15). La muerte de Cristo, consecuentemente, no sólo hace posible el perdón de nuestros pecados, sino que nos compromete a continuar la misión de aquel que al iniciar su ministerio dijo en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor” (Lc 4:18-19).

---La salvación en Cristo no se reduce a la “salvación del alma”. Es salvación de personas que en el aquí y ahora experimentan la shalom de Dios, es decir, la vida en abundancia que Jesucristo ofrece y que incluye la armonía con Dios, con el prójimo y con la creación Es salvación que apunta al propósito de Dios “de antemano estableció en Cristo, para llevarlo a cabo cuando se cumpliese el tiempo: reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra” (Ef 1:9-10).

---La iglesia es la comunidad de aquellos que, por voluntad de Dios, han nacido mediante “la palabra de verdad” para que fuesen “los primeros y mejores frutos de su creación” (Js 1:18). Mientras espera la consumación del Reino de Dios, su tarea es erigir señales del Reino, signos de esperanza de “un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habita la justicia” (2P 3:13).

La conclusión lógica de todo esto es que la iglesia no existe en función de sí misma: existe para ser un testimonio vivo de la presencia del Reino de Dios y su justicia en medio de la sociedad civil; para testificar en palabra y en acción que Dios es amor y Dios ama la justicia. “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” (Ef 2:10). Sin ser del mundo, la iglesia está en el mundo para hacer de la presencia de Jesucristo una realidad, por el poder del Espíritu y para la gloria de Dios.

Cita bíblica

No se salva el rey por sus muchos soldados,
ni por su mucha fuerza se libra el valiente.
Vana esperanza de victoria es el caballo;
a pesar de su mucha fuerza no puede salvar.
Pero el Señor cuida de los que le temen,
de los que esperan en su gran amor;

Salmos 33:16-18

Desmond Tutu

"Para muchos de nosotros, no es nuestra política lo que nos impulsa a decir y hacer lo que hacemos y decimos en oposición al apartheid y en trabajar por una nueva Sudáfrica. Es, precisamente, nuestra relación con Dios, es nuestra adoración, nuestra meditación, nuestra asistencia a la Eucaristía, son estas cosas espirituales que nos compelen a hablar por Dios, "Así dice el Señor...", a ser la voz de los sin voz. Para muchos, lo espiritual es completamente central para todo lo que somos, hacemos y decimos".

Se constituyó en Tucumán el movimiento "Laicos en política"

Yerba Buena (Tucumán), 6 Mar. 07 (AICA)
Unos 40 laicos católicos que actúan en distintos partidos políticos de la provincia de Tucumán, se reunieron en la ciudad de Yerba Buena, vecina a la capital tucumana, con el propósito de intervenir como cristianos en la vida política del país. En la reunión, en la que estaban representadas la totalidad de las fuerzas políticas y movimientos eclesiales de la provincia, y en la que estuvo presente el vicario general de la arquidiócesis, Mons. José Melitón Chávez, quedó constituido el movimiento “Laicos en política”. El Grupo Promotor está integrado por Bernardo Beltrán, Pablo Berarducci, Dora Bianco, Roque Carrero, Eduardo De Zavalía, Juan Carlos Hourcade, Francisco López Cruz, Héctor Domingo Padilla, Betty Paz Robles, Teresa de Ramayo y Graciela Tamer. Informes, Pablo Berarducci: pberarducci@yahoo.com.ar