3/7/07

Cita bíblica

Los terratenientes roban y extorsionan a la gente, explotan al indigente y al pobre, y maltratan injustamente al extranjero. Yo he buscado entre ellos a alguien que se interponga entre mi pueblo y yo, y saque la cara por él para que yo no lo destruya. ¡Y no lo he hallado!

Ezequiel 22:29-30

David Lim

La medida del progreso de una sociedad no es si puede dar más a los que tienen más, sino si puede proveer lo suficiente para quienes tienen menos.

2/7/07

Declaración de Principios de la Coalición Cívica


Ante la degradación de las condiciones de la vida pública y privada en la Argentina, la irresponsable destrucción de la República, la apropiación y vaciamiento del Estado, la continuidad de la corrupción, la ininterrumpida concentración del ingreso y la perpetuación de un país intolerablemente injusto y cada vez más violento, ésta COALICIÓN CÍVICA se propone como un espacio plural de participación y consenso que supere la mera oposición al oficialismo y sea capaz de generar las condiciones político-institucionales para un nuevo país socialmente cohesionado, económicamente avanzado e inteligentemente integrado al mundo.

Ética, República y distribución del ingreso son nuestros principios. Una ética entendida no sólo como lucha contra la corrupción sino como un contrato moral que comprometa a los argentinos contra las corporaciones que controlan la vida nacional, contra las matrices mafiosas que se han apropiado del estado y contra las prácticas clientelistas que erosionan la democracia y la justicia y quitan a los ciudadanos no sólo sus derechos sino su autonomía y dignidad. Una República entendida no solamente como movimiento abstracto de los mecanismos institucionales sino como garantía de poderes estatales responsables ante los ciudadanos y de una democracia sustantiva, basada en la representación y la participación y no en la delegación. Una distribución del ingreso que sea real y no sólo discursiva, que incluya el acceso a la educación y a la cultura y no dependa del asistencialismo clientelista sino que se base en los derechos universales de los ciudadanos y del pleno empleo de sus capacidades en el contexto de la sociedad del conocimiento y la información.


Ética, República y Distribución del ingreso son valores que no pueden ser alcanzados bajo los modelos de país ya fracasados. Para hacerlos realidad, es necesario un nuevo paradigma de desarrollo económico-social. Por eso no estamos por una versión más prolija del presente modelo autoritario y patrimonialista que traiga más de lo mismo, sino por un nuevo paradigma que supere las antinomias (campo o industria, autoritarismo o democracia, distribución o crecimiento, neoliberalismo o neopopulismo corporativo, setentas o noventas, república o justicia social) que durante la segunda mitad del siglo XX han llevado al fracaso a una nación escasamente poblada, educativamente avanzada y en la que abundan los recursos naturales. De los laberintos creados por las antinomias del pasado se sale por arriba, entrando de una buena vez al siglo XXI en el que la riqueza se produce y se distribuye de acuerdo a nuevos procesos y estructuras, tan lejanos de la devastación del territorio y la mentalidad extractiva como de la explotación del trabajo manual en una cadena de producción industrial.


La Argentina tiene excelentes ventajas comparativas en este terreno, el del futuro: el uso de un idioma que es el segundo más hablado del mundo, una apreciable capacidad creativa y de innovación de sus habitantes, numerosos núcleos de desarrollo tecnológico sobrevivientes a las debacles causadas por el sistema político, una tradición de excelencia en biotecnología, principal campo de desarrollo de la revolución científica, y un nivel cultural todavía elevado a pesar del maltrato al que ha sido sometida la educación en el país. Si los argentinos lográramos aplicar nuestra capacidad para generar información, conocimientos, emociones, diversidad cultural y comunicación a todas las ramas de la actividad económica y social -como han hecho hasta ahora sólo unos pocos sectores- el resultado sería una explosión de desarrollo económico y progreso social y no el vulnerable crecimiento sin mejora del perfil social y productivo al que asistimos hoy.


La COALICIÓN CÍVICA se expresa también a favor de la superación de la falsa opción entre las relaciones carnales y el aislamiento internacional.


Creemos profundamente en las enormes posibilidades que para sus habitantes puede abrir una Sudamérica orientada al mundo y al futuro, cohesionada por infraestructuras comunes, integrada no sólo económica sino políticamente, con instituciones parlamentarias y judiciales capaces de solucionar conflictos paralizantes como los enfrentan hoy a miembros de un mismo bloque.


Proponemos una Unión Sudamericana dotada de mecanismos de decisión democráticos de escala continental, que sean capaces de arbitrar los problemas regionales y de proveer al continente una estrategia sostenible de desarrollo que no acabe con sus democracias nacionales sino que confiera nuevo vigor a sus mejores principios. Creemos en una Unión Sudamericana con capacidad de decisión autónoma y a la vez integrada al resto del planeta, deseosa de abandonar el victimismo improductivo y de aprovechar las oportunidades que la mundialización está abriendo para los países en desarrollo. Soñamos con una Unión Sudamericana que no sea un mero nacionalismo ampliado a la escala regional ni un muro que separe a sus países del mundo, sino que se constituya como un puente hacia él. Y creemos también que la Argentina tiene un rol importante en su construcción, en la reforma democrática de la ONU y demás organismos internacionales, y en la progresiva creación de instituciones democráticas en el ámbito global.


En el campo institucional nacional la COALICIÓN CÍVICA se pronuncia por un verdadero federalismo fundado en un régimen de coparticipación equitativo que acabe con el chantaje y la cooptación de gobernadores provinciales, por la restitución al Parlamento y a la Justicia de su dignidad e independencia avasalladas, por una reforma política y del sistema de financiación de los partidos que impida la eterna reproducción del viejo orden político, por una reforma fiscal que acabe con la concentración de la renta y por la devolución de los poderes sustraídos al Parlamento y el fin del hiperpresidencialismo.


La Argentina ya ha tenido suficientes presidentes fuertes y no necesita otros sino una democracia republicana fuerte, regida por un nuevo contrato moral y ciudadano que garantice tanto la calidad institucional como la distribución social y geográfica de sus riquezas. Y cuando decimos contrato moral y ciudadano no hablamos de abstracciones sino que decimos derecho de todos a la alimentación y los medicamentos por encima de cualquier otra consideración; decimos ingreso ciudadano universal para la infancia y la tercera edad; decimos derecho a la protección de una justicia autónoma; decimos igualdad de oportunidades garantizada por el sistema educativo; decimos no discriminación; decimos derecho a una información y una comunicación independientes; decimos estado eficiente en la lucha contra las mafias narcotraficantes; decimos libertad de opinión, de credo y de conciencia; y decimos liberación del miedo y la opresión.


No comprendemos la polémica entre quienes creen que el problema de la seguridad se soluciona acabando con las injusticias sociales y quienes piensan que se arregla con un eficiente sistema policial y judicial, dilema tan fácil de solucionar poniendo una “y” donde los polemistas ponen una “o”. Estamos por una seguridad humana, es decir: por una seguridad que garantice el derecho a la vida pero que incluya además el acceso de todos a la salud, la vivienda digna, la cultura y la educación. Una seguridad humana que comience por el irrestricto respeto a la ley por parte de todos, comenzando por quienes gobiernan. Una seguridad humana en la que una protección eficaz de las fuerzas policiales no signifique gatillo fácil y en la que el derecho a la vida y a la tranquilidad de los unos y las garantías constitucionales de los otros tengan la misma dignidad.


Queremos una COALICIÓN CÍVICA que apunte a recuperar el Gobierno y el Estado para los ciudadanos, pero queremos también una transformación ética, republicana e igualitaria que vaya más allá del Gobierno y del Estado.


Por eso nos comprometemos a respetar en la COALICIÓN CÍVICA los mismos principios que proponemos para el país: proyectos a largo plazo que no sacrifiquen el futuro al presente; toma de decisiones colegiada, transparente y abierta al debate; modelo organizativo pluralista, horizontal y democrático que no excluya a la dirigencia política ni a los partidos pero que tampoco se limite a ellos, sino que promueva la inclusión plena de ciudadanos y organizaciones provenientes de todos los sectores de la sociedad civil.


Somos David contra Goliat y lo sabemos. Y sabemos también que fue David quien triunfó. Venimos de la política, de la cultura, de la religión, de las artes, de las ciencias, y del trabajo duro y del oscuro llano. Somos parte de un diálogo pluralista, intercultural e interreligioso de quienes piensan distinto pero mantienen una misma línea de conducta y un conjunto de principios no negociables ante el poder de quienes dicen pensar lo mismo pero están unidos solo por sus intereses económicos.


Exigimos nuestros derechos y aceptamos nuestras responsabilidades. No nos preocupa el poder corporativo ni sus ataques y amenazas sino el cinismo y el escepticismo de muchas de sus víctimas. Luchamos por un estado de derecho constitucional que sea algo más que letra muerta. Seguiremos dando batalla para que no haya reconciliación sin justicia pero también lucharemos para crear un escenario público en el que la manipulación de la Historia sea repudiada, para instaurar un sistema jurídico que proteja la paz y la verdad y castigue la violencia y la mentira, y para que no haya impunidad para nadie.


No combatimos con las armas del poder sino contra las armas con que el poder hegemónico tiene maniatada a una Argentina de la que dice ser el único capaz de gobernarla cuando en realidad es el único capaz de hacerla fracasar.


Invitamos a todos los habitantes del país preocupados por el actual estado de cosas a sumarse a nuestros esfuerzos. Superar las críticas a un sistema agotado para asumir la tarea de construir una alternativa democrática con ETICA, REPÚBLICA, DISTRIBUCIÓN del INGRESO y un NUEVO PARADIGMA DE DESARROLLO ECONOMICO y SOCIAL es el desafío que lanzamos hoy.


Mesas de la Coalición Cívica
11 de abril de 2007

La Iglesia reclamó evitar la demagogia y el clientelismo

Dijo que la reconciliación aún está pendiente y exigió autonomía para los tres poderes

En su calidad de “miembros” de la “sociedad política”, los obispos pidieron ayer que las próximas elecciones sean transparentes y se alejen de “prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva”, tras reclamar también que los poderes del Estado sean real y auténticamente autónomos.


En un documento titulado “Compromiso ciudadano y las próximas elecciones”, distribuido ayer al término de la primera reunión anual del Episcopado, que preside el cardenal Jorge Mario Bergoglio, la Iglesia recuerda que “está pendiente la deuda de la reconciliación”, la obligación de los ciudadanos de “controlar la gestión del gobernante” y la posibilidad de incumplir las leyes si se oponen a la ley natural.


El pronunciamiento se difundió cuando falta poco más de un mes para los comicios porteños, en medio de una relación distante entre las autoridades eclesiásticas y el gobierno nacional.


La Iglesia advierte que las elecciones constituyen una ocasión propicia para hacer un “examen serio” sobre la forma en que todos –obispos, autoridades y simples ciudadanos– cumplen con su compromiso social, sus deberes y obligaciones. Sin mencionar directamente al Gobierno, los prelados afirman que ese compromiso debe ser del ciudadano que concurre a votar, pero también del postulante.


En dos carillas y media, los obispos describen sus "preocupaciones" y advirtieron: "Es urgente que todos los argentinos, y especialmente los cristianos, descubramos mejor nuestra vocación por el bien común, y así nos convirtamos de habitantes en ciudadanos, corresponsables de la vida social y política".


Como ya lo hicieron antes de las elecciones en 1982, 1983, 1989 y 1999, los obispos enumeraron "desafíos" que consideran significativos con respecto a los cuales indican el rumbo que, a su parecer, debería seguirse. En ellos se incluyen los principales temas que discutieron en la asamblea plenaria que tuvieron desde el lunes hasta ayer en la casa de retiros El Cenáculo-La Montonera, en Pilar.


Como problemáticas que reclaman un compromiso ciudadano, citaron la vida, la familia, el bien común, la inclusión, el federalismo y las políticas de Estado.

Diálogo y consensos

Con el estilo y el lenguaje característicos de quienes lo redactaron, los monseñores Jorge Casaretto -obispo de San Isidro y presidente de la comisión de Pastoral Social de la CEA- y Carmelo Giaquinta -arzobispo emérito de Resistencia-, se reivindica para las políticas de Estado la validez del diálogo y de los consensos.


Afirmaron que el bien común "sustenta y fortalece los tres poderes del Estado, cuya autonomía, real y auténtica, se hace imprescindible para el ejercicio de la democracia".


También reclamaron la "necesaria y justa autonomía" de las provincias respecto del poder central y diagnosticaron: "Nuestro país sufre todavía fragmentación y enfrentamiento que se manifiestan tanto en la impunidad, como en desencuentros y resentimientos".


A tono con los términos políticos de moda, los prelados también hablaron de inclusión. Lo hicieron al afirmar que "no obstante el crecimiento económico y los esfuerzos realizados", la pobreza y la inequidad siguen siendo problemas fundamentales.


Una vez más, y en evidente alusión a los intentos legislativos de despenalizar el aborto y de reglamentar la eutanasia, repitieron que "la vida es un don y el primero de los derechos humanos" que se debe respetar. "Corresponde" preservarla desde el momento de la concepción y cuidar "su existencia y dignidad hasta su fin natural".


No fue incluida, sin embargo, la inquietud sobre los fundamentos y orientación de la educación que el cardenal Bergoglio y otros obispos han reiterado con énfasis en los últimos tiempos.


Al respecto sólo se afirmó que la familia es la "primera responsable de la educación de los hijos" -en contraposición con los que reclaman para el Estado esta potestad- y, en alusión a los programas de educación sexual, indicaron que "debe promoverse la educación de los jóvenes en el verdadero sentido del amor".


El hermetismo con el que se manejaron los prelados impidió conocer, hasta el momento, los términos en los que la comisión ejecutiva, que preside Bergoglio, informó a la asamblea sobre los frustrados pedidos de audiencia a los titulares de las cámaras legislativas. Según había informado el secretario general de la CEA, monseñor Sergio Fenoy, el Episcopado viene pidiendo sin éxito desde diciembre ser recibidos por el presidente del Senado, Daniel Scioli, y de Diputados, Alberto Balestrini. "El Episcopado en pleno lo está pidiendo. No veo por qué no nos pueden recibir", dijo Fenoy.


En el documento, los obispos señalaron también que "está pendiente la deuda de la reconciliación" e invitan a levantar la mirada de la coyuntura para que la celebración del Bicentenario, que se celebrará entre 2010 y 2016, encuentre a los argentinos en "un ambiente de paz y amistad social".


Desde el Gobierno se esperaba ayer con expectativas el mensaje de los obispos, quienes, por temor a que sus palabras fueran repetidas con un sentido diferente del que ellos les asignan, suspendieron todo contacto formal con la prensa. Eligieron hablar a través de un mensaje escrito y, parafraseando al mismo Jesucristo, parecieron decir: "El que pueda entender, que entienda".

Por Silvina Premat
De la Redacción de LA NACION

http://www.lanacion.com.ar/politica/nota.asp?nota_id=904472

Elsa Támez

El mensaje de las buenas nuevas es acerca de la liberación de los seres humanos de todo y todos quienes los mantienen esclavizados.

Cita bíblica

El canalla recurre a artimañas malignas,
y trama designios infames;
destruye a los pobres con mentiras,
aunque el necesitado reclama justicia.
El noble, por el contrario,
concibe nobles planes,
y en sus nobles acciones se afirma.

Isaías 32:7-8

Carrió propone prohibir la mentira

Debieron cambiar de escenario. La presentación de la Coalición Cívica que encabeza la candidata a presidente Elisa Carrió fue en el aula magna de la Facultad de Derecho de la UNT, no en la Manuel Belgrano, cuya capacidad fue superada por quienes fueron a oírla. Entró a las 18.50, entre aplausos y muestras de afecto. A las 19, se dirigía a un público absorto, sentada en el escritorio, como cuando daba clases en Chaco, según rememoró. No tenía micrófono. “No se preocupen: voy a hablar fuerte”, dijo. No mintió.

“Una de las bases del contrato moral que proponemos consiste en no robar. En presidir la Nación y no robar. En verdad, no soportamos otros cuatro años de saqueo. De la misma manera, hay que prohibir la mentira. En Gran Bretaña, una falta recibe determinada pena. Pero si quien la comete mintió que no es el autor, la pena se triplica. En este país, mentir tiene premio: no pasa nada. Finalmente, habría que desterrar el oportunismo, que es una de las peores inmoralidades. El peor de ellos es usar a los pobres. Hay que renunciar a eso, que pasa no sólo en la clase política, sino también en la sociedad”, sentencia. Y arranca más aplausos.


La ex diputada advierte que Tierra del Fuego es la muestra de que se puede ganar con la fuerza de la dignidad. “Esa es la senda que marcó Misiones: el triunfo de la conciencia colectiva”, afirmó.
Carrió advirtió que Tucumán es uno de los pocos distritos donde el ARI no pudo constituirse como partido y agradeció al titular de la Democracia Cristiana, José Páez, que permitiera que, por medio de esa estructura, la dirigente Sandra Manzone pueda ser candidata a concejal de la capital.


“Los problemas que debemos enfrentar son claros. Debemos conjurar la densidad de la pobreza, que es incluso superior a la de 2001. También tenemos que parar la inflación creciente. Y hay que dar una respuesta a las carencias de infraestructura: la provisión de energía está en crisis, no hay aviones, no hay trenes y estamos a punto de quedarnos sin rutas. Casi como hace 100 años”, ironizó.


Carrió eludió referirse a la gestión de José Alperovich (“deben juzgarla los tucumanos”). Y tuvo una tesitura similar respecto del Gobierno nacional. Pero pudo más su genio, y finalmente hizo una metafórica mención. “Hay que dejar de pensar obsesivamente en derrotar a Néstor Kirchner. Cuando el pueblo sale, sale. El problema no es el faraón. Comparo la situación argentina, salvando las distancias, con el éxodo del pueblo judío. Ya salimos de Egipto. Ya cruzamos el Mar Rojo. Ahora debemos ir por la Ley. Bueno... en el camino nos encontramos con el becerro, que es (Mauricio) Macri. Pero lo importante es que no debemos volver atrás”, concluyó, entre risas.